Aun así, y tal que así

Y tras entender que el peor error de mi vida fue volver hacia atrás, a volverme a ver absorbida por un túnel donde solo había oscuridad y niguna luz esperando brillar al final de tal tenebroso trayecto, pude comprobar que las heridas del pasado solo nos marcan una historias de inseguridades que no quiero volver a recordar. Que quiero alejarme de ti y de todo aquel mal recuerdo que quiera destruir el muro que tuve que imponer ante mis secuelas escondidas, para que dejarse de dolerme que no me quisieran, que no me entendieran, que no me atendieran de tal manera que a mí me sirviera. Que detesto la persona que llegué a ser, anhelando un suspiro aunque fuese fugaz de una mente pertubada por un dolor interior de voces que gritan: no vales suficiente para ser feliz. Que me he cansado de curar corazones rotos, y conformarme con migajas de sentimientos que pueden sobrarle a un latido que no sabe bombear sangre sana. Que me he cansado de ti, de nombrarte, de tenerte en mi mente, de sentirme mala persona por no apoyarte. De creerme tus historias, tu papel de victima, tu dolor malinterpretado, tus secuelas creadas por dejar huella en ti vida. Que me he cansado de prestarte atención a escondidas, de sentirme mal por elejirme a mí misma. Que ya no quiero personas como tú en mis días, y ni siquiera espero que lo entiendas, solo me enorgullece haber tomado tal desción en mi vida. Que no eres nadie, y me confundiste con tus heridas, que me humillaste e infravaloraste, me juzgaste, me cuestionaste. Dejaste mi mundo patas arriba. Me derrumbaste, me atacaste, me heriste, y aun así me recriminaste. Aun así... Y tal que así... Que fantástica es, a veces, la despedida.